Publicado el 25/05/2022

La startup de biotecnología Oscillum ha desarrollado unas etiquetas inteligentes para evitar el desperdicio alimentario que cambian de color según la calidad y frescura de los alimentos. 

Ofrecen a los supermercados información en tiempo real sobre los productos para evitar el desperdicio alimentario si los productos todavía son consumibles. Además, otro de los objetivos de estas etiquetas es evitar que las personas enfermen por intoxicaciones alimentarias. Más de 600 millones de personas enfermen en el mundo por este motivo, lo que se puede evitar gracias a las soluciones que aporta la biotecnología.

¿Cómo funcionan estas etiquetas contra el desperdicio alimentario?

La tecnología de Oscillum presenta un patrón de colores desde el amarillo al azul. El amarillo, indica condiciones óptimas del alimento, el verde que el producto debe consumirse pronto y, el azul, evidencia que el producto ya está en mal estado.

Cabe destacar que la gama cromática está diseñada para que pueda entenderse por la mayor parte de la población, incluidas las personas que tienen ceguera parcial a colores como el rojo y el verde.

Para ello, utilizan sensores químicos específicos que son capaces de detectar las moléculas que el producto desprende por la acción de su propio metabolismo y el de la vida microbiana que crece en él. Miden lo que le ocurre al alimento en tiempo real, monitorizando su frescura, calidad y seguridad independientemente de las condiciones externas. De esta forma, aunque se rompa la cadena de frío, por ejemplo, podrán informar sobre el estado del producto.

Un factor muy interesante e importante es que las etiquetas se colocan en contacto directo con el producto. Así, pueden informar sobre su estado tanto si está el envase cerrado como abierto o, incluso, en productos a granel. 

Comprometidos con el medioambiente y los más desfavorecidos

En su compromiso con la sostenibilidad social y medioambiental, todos los productos que generan desde Oscillum son productos compostables y/o reciclables. 

Además, buscan tener un diseño sencillo y fácil de usar que permita que su tecnología se expanda por todo el mundo. También en las economías más desfavorecidas, aquellas que son más vulnerables a los problemas asociados al consumo de alimentos contaminados.

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