Publicado el 22/06/2020

El carbón vegetal es un producto neutral en carbono hecho de desechos orgánicos que puede usarse como fuente de energía, materias primas industriales o incluso como una forma de almacenar carbono, en lugar de emitirlo a la atmósfera . «La tecnología (Biocoal) puede desempeñar un papel importante (en el mercado), en primer lugar porque recuperamos material de alto valor, en segundo lugar porque es rápido y en tercer lugar porque puede evitar las emisiones de CO2», afirma Marisa Hernández Latorre, fundadora y jefa Ejecutiva de la empresa de tecnología sostenible Ingelia, con sede en Valencia.

Una forma de hacer el sustituto del carbón es un proceso conocido como carbonización hidrotermal (HTC), que utiliza agua sobrecalentada bajo presión para producir carbón vegetal en unas pocas horas. Normalmente toma millones de años para que el carbón fósil se forme geológicamente. «Realmente es un proceso muy simple y estable, porque actúa como una aceleración de la formación natural del carbón», comenta Hernández Latorre.

En ese sentido, la empresa Ingelia ha desarrollado un proceso patentado de HTC para tres plantas de biocombustible: en España, el Reino Unido y Bélgica, con una capacidad total de 8,000 toneladas de biocombustible por año. Varios más están esperando la aprobación regulatoria y deberían duplicar su capacidad en los próximos años.

«HTC biocoal no solo evita el uso de carbón duro en procesos industriales, sino también la emisión de metano del vertedero«, asegura Hernández Latorre, y agrega que la tecnología puede recuperar hasta el 95% del carbono de los desechos orgánicos.

El proceso básico de HTC de Ingelia puede utilizar el desperdicio de alimentos, por ejemplo, para producir biocombustible similar al carbón marrón fósil, que comprende aproximadamente 60% de carbono. Este hidrocarburo puede pasar por pasos adicionales para producir biocarbón de «diseñador» de mayor valor, eliminando cenizas y volátiles para garantizar un contenido de carbono de hasta el 90%, capaz de competir con el carbón duro de alta calidad.

«Podemos usar (procesamiento adicional) para adaptar el producto final, para recuperar del material biológico exactamente lo que necesitan para los procesos industriales, en una economía (sistema) circular«, dijo Hernández Latorre.

Con la caída de los precios del carbón y la demanda en la desaceleración económica causada por la pandemia de COVID-19, el biocarbón puede demorar en desplazar los combustibles fósiles en la industria en todo el mundo. Pero ofrece una solución para aquellos obligados a lidiar con los desechos orgánicos y cumplir con el plan de la UE de convertirse en carbono neutral para 2050.

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