Ganadores del concurso Microrrelatos Contra el Desperdicio
![Ganadores del concurso Microrrelatos Contra el Desperdicio](https://www.alimentacionsindesperdicio.com/wp-content/uploads/2020/09/Lluvia-de-ideas-2020_v2-800x360.png)
AECOC lanzó el pasado mes de julio la VI Lluvia de Ideas AECOC contra el Desperdicio Alimentario, el conocido concurso anual enmarcado en su campaña ‘La alimentación no tiene desperdicio’ y patrocinado por Carrefour que anima a los consumidores a exprimir su creatividad para poner de relieve el valor de los alimentos y el rechazo a su desaprovechamiento. El concurso de este año ha recopilado más de 500 microrrelatos contra el desperdicio alimentario de un máximo de 150 palabras. Participantes de todo el país han sacado su espíritu literario y creativo para contar grandes historias en pocas palabras.
Hoy, en el 8º Punto de Encuentro Contra el Desperdicio Alimentario, el Jurado ha elegido el microrrelato ganador y el segundo clasificado, llevándose como premio un cheque regalo Carrefour valorado en 500€ y 250€ respectivamente. Estos son los microrrelatos ganadores. ¡Enhorabuena!
- «La nochebuena del solsticio», por Esteban Torres (Microrrelato ganador)
Mamá con ese discurso convincente que la caracteriza desde que nació ha logrado involucrarnos a todos en su idea de celebrar la Navidad el 23 de junio. “La nochebuena del solsticio” -dice. ¿Sus motivos? Muchos y variopintos: que si hay que innovar, que las tradiciones familiares comienzan así, que en realidad no queda demostrado que Jesús naciera en diciembre etc. Magnífico el pavo y los aperitivos que lo han antecedido. Y luego los turrones y las peladillas para rematar la calurosa velada. Pero a mí que no se me escapa detalle de su proceder y llevo un rato dándole vueltas a esta ocurrencia suya se me ha ocurrido ir a la cocina y rebuscar en la basura. Así he descubierto su verdadera razón para adelantar las navidades: el turrón caducaba a finales del mes y ella desde que la conozco siempre ha sido incapaz de desperdiciar nada.
- «Sin tallas no hay paraíso», por David García (segundo clasificado)
Era muy elegante, vestía muy raro, piel oscura y mirada limpia. Si hubiera sido mayor hubiera pensado en la reina de algún lejano país. Entró al restaurante se sentó y pidió amablemente. Nadie la entendió. Llamamos al cocinero. -“Quiere una 18 de estofado de carne y una 4 de cerveza”. Fruncimos los ceños extrañados. “La princesa” sonreía. Terminamos comprendiendo que se refería a las tallas de la comida y bebida. Le explicamos que no conocíamos restaurante ni lugar alguno con tallas de comida. Reflexionó y gravemente preguntó cuántas personas habitaban España. Incrédulos sus ojos refulgieron y pude ver en ellos como en un cine; bosques inmensos plagados de animales, ríos de agua cristalina, miles de pájaros en el cielo. Finalmente atravesó su mirada lo que había visto hasta llegar al restaurante: cemento, humo, gente estresada, miradas ausentes. Lo comprendió todo, su mirada entristeció. Sus ojos brillaban. Yo también comprendí.